“En la salida de un pueblito de Catamarca todos los años me espera un viejito sentado en una silla cuando corro el Gran Premio. Hasta que no paso y levanta la mano, no se va. El año pasado se me rompió el motor, arreglé y seguí. Cuando pasé eran como las 10 de la noche… ¿Sabe que estaba allí sentado…?. Por eso nunca abandono. La gente me quiere y yo no le puedo fallar…Oscar Alfredo Gálvez (Tito, Oscar, el Aguilucho, como lo quieran llamar) me contaba eso cruzando la Cordillera de los Andes con su Falcon azul con la raya amarilla, cerca de la medianoche, mientras inexplicablemente en esa oscuridad se veían los fogones en la falda de las montañas esperando la carrera de la mañana siguiente. Y, por supuesto, gritando cualquiera de sus nombres o apelativos. ¿Cómo sabían que era él…? Sus hinchas tampoco le fallaron nunca. Por eso es el más grande ídolo que dio el automovilismo argentino.
Este domingo 19, a las 10:30hs, los “Amigos del Aguilucho Oscar Alfredo Gálvez” se reunirán como todos los años en el Cementerio de la Chacarita, para estar una vez más, cerca de él. Tito, como siempre, los espera.