Terminó de llover y la F1 volvió a la normalidad: simple, sencilla y sin emoción. La fila india de siempre y la imposibilidad de que los puestos se consigan en la pista y no únicamente en los boxes. Eso es mérito de un arquitecto alemán (probablemente socio de Ecclestone) que dice ser diseñador de circuitos: Hermann Tilke. Menos mal que únicamente los puede hacer en Oriente -ahora amenaza con hacer otro en Corea del Sur- y la F1 vuelve a Europa. Son horribles.
Jenson Button -si es fiel a su nacionalidad- ya le habrá mandado un cajón de buen whisky a Trulli porque si no hubiera sido por su ineptitud, la victoria se le hubiera puesto difícil: largó mal y lo frenó a Vettel que largaba detrás suyo. Y después lo llevó a remolque un montón de vueltas porque a pesar de no ser un mal piloto, no está a la altura de los más veloces. La cara de “yo no fui” al final de la carrera y en el podio lo explicaba todo y al chico Vettel, siempre sonriente, ahora lo conocemos con bronca y ganas de ahorcar a alguien (Trulli).
Brawn demostró que no es un mago. La decisión de mandar a boxes a Barrichello para no involucrarlo en el tren fantasma de Trulli no fue una genialidad porque después tuvo que realizar un reaprovisionamiento extra. Es simple y hace la más difícil: trabajar mucho y con conocimientos del tema.
La sola presencia de Luca Di Montezemolo le hizo conseguir los primeros puntos a Ferrari. A Raikkonen -a pesar del auto- lo vimos como fue siempre y el pobre Massa tiene que ir caminando a Luján. Kubica sigue con el acelerador trabado y no deja de chocar. Glock demostró que a Toyota todavía le falta para durar toda la carrera bien.
A Button la victoria se la hizo fácil un rival, fue fría -en el horno que era el circuito- y no hubo sorpasos porque Tilke hace mal los trazados. De todas maneras los que antes estaban atrás todavía están adelante de los fenómenos de otros años.
Los difusores, el KERS, el reglamento y las avivadas son para entretener a los menos despiertos. Un auto -aunque sea modesto- si está bien hecho y balanceado con criterio puede hacer ganar a un piloto cumplidor. Button ya estaba rumbo a Londres y ahora hasta la Reina mira la carrera por TV.
Ahora el circo se traslada a Europa, donde el próximo 10 de mayo se realizará el Gran Premio de España.