El autódromo de Abu Dhabi es el Disneylandia de la F1 y la más grosera demostración de lo que pueden –todavía- los petrodólares. Es la combinación del mal gusto con un trazado que hizo Hermann Tilke un dia que le dolía la cabeza y que ya hace pensar que sufre de migraña. Es otro de los circuitos que atrapó Ecclestone en el desierto y, por lo tanto, los autos van patinando en lugar de correr y es en el que se anda mas pisando pianitos y corriendo por la superficie de pintura antideslizante que por la pista. Mirando su trazado parece un electrocardiograma de alguien con graves problemas. Es todo menos un buen circuito. Pero para el fenomenal Vettel es otro lugar para ponerse el casco y destrozar a la competencia. Cuando hace la pole levanta el dedo índice con cara de pícaro, con el propósito de recordar, una vez más, que es el más rápido de todos.
En la Q1 los pilotos se dedicaron a sacar la arena del piso y que el viento del desierto se la llevara a su lugar específico. Alonso quiso impresionar de entrada y lo logró. Sobre el final apareció Rosberg con un segundo puesto inesperado, Tercero y poniendo todo a punto estuvo Vettel y luego Hamilton con ese estilo inseguro que utiliza últimamente. Webber, como achicado, fue quinto.
En la Q2 ya Vettel rompió los relojes y el silencioso Button, sin que nadie se diera cuenta, y solo en la pista fue segundo. Rosberg demostró que el Mercedes suyo anda -a Schumy nadie lo vió- y fue tercero. Webber, despintado, fue cuarto, seguido por Alonso, ocupado en preparar las cosas para la carrera. Hamilton se mandó el mejor primer plano de los últimos años. En la cuerda de una curva había un postecito finito que nadie tenía en cuenta, pero en la pantalla se vió que Luisito estaba por salirse del televisor. Cuando millones de personas corrieron la cabeza para el costado, todo se fue a negro. El postecito tenía una cámara…Esa imagen se va a hacer popular.
La Q3 hizo temblar hasta a los vestidos con sábanas blancas. La expectativa para saber cómo sería la primera curva de la carera fue impresionante. Y comenzaron a buscar los tiempos. Los McLaren arrancaron con entusiasmo mientras una vuelta lenta de Alonso motivó que Luca, en el paddock, perdiera su compostura. Las dos últimas oportunidades fueron más lindas que cualquier carrera. Vettel esperó hasta último momento y casi levanta vuelo. Hizo el 1, seguido por Hamilton totalmente enchufado y por Alonso, muy tranquilo. Webber, inesperadamente, no estuvo nunca en la conversación. Hizo el 5 -detrás de Button- sin intentar algo mejor. Fue la sorpresa general. El australiano no es simpático y su cara nunca demuestra alegría. Teniendo en cuenta lo que pasa en Red Bull no se sabrá si no le salió o no quiso salir adelante con su compañero. Pero su rostro explicaba su estado de ánimo.
Por lo visto la carrera estará para el alemancito sin complejos y el campeonato para el Nano de Asturias. Pero como decía aquel sabio “Carreras son carreras…”