Seguramente Michael Schumacher nunca ganó el título de Mister Simpatía. Ni cuando iba a la escuela primaria. Pero verlo hacer el 1 en la clasificación de Mónaco, a los 43 años de edad, es un buen motivo para perdonarlo por su carácter. Hasta provocó algo de nostalgia su alegría medida, pero real, entre emocionado y contento, levantando su dedo índice indicando lo que había hecho.
Lo tomó con modestia, con su gran sonrisa que reflejaba la satisfacción de poder demostrar en un trazado que requiere un esfuerzo físico durísimo, que ganó 7 campeonatos mundiales y que lucha desde hace un tiempo para que nadie lo olvide. Schumi está en la guerra más dura, la guerra contra el tiempo que pasa. Y hoy demostró que todavía puede. Aunque sea solamente una prueba de clasificación y que, además, por una sanción de esas con las que las autoridades de la prueba quieren justificarse, tenga que largar sexto.
Tal vez en otro trazado -digamos normal, aunque sin tanta historia- no hubiera sorprendido tanto. Pero lo hizo corriendo allí contra los exponentes del recambio generacional. Schumacher lo hizo. Su equipo y toda Alemania lo festejan.