GP de Monaco F1 – Webber canto pero le falto la lluvia

Mark Webber triunfador en Monaco

“En la conferencia de prensa del miércoles les dije que haría la pole y luego ganaría la carrera. Eso es lo que tengo en mi mente. Es simplemente increíble haber hecho la pole, después de tanto tiempo. Está bien. Me ha tomado un poco más de tiempo del que esperaba cuando regresé, pero aun esto hace más dulce este momento…”.

Tal como lo parece, Michael Schumacher utiliza sus cifras para movilizarse: A los 43 años, 7 títulos, 91 victorias, 76 records de vuelta, 154 podios y l.519 puntos, además de 69 poles, menos la del sábado, que fue penalizada.

Pero el impresionante agrande que tiene el alemán, ya no le cabe en su cabezota. Y el domingo en el comienzo de la carrera, pensó que se salía de la línea y de ese sexto puesto insufrible, le pasaba a todo el mundo por arriba sin respetar algunas leyes físicas que no las puede modificar ni él y terminó tocando al sorprendente Grosjean, perdiendo toda la chance que pensó que tenía.

Michael Schumacher luego del toque con Romain Grosjean
Michael Schumacher luego del toque con Romain Grosjean

Como siempre Mónaco, ese barrio cerrado que hizo su primera carrera como Rally en 1911 y ganó el Sr. Henri Rouler con su Turcat Mery de 25HP, no ofreció nada nuevo. Es decir, hubo choques leves, el suelo se llenó de pedazos de plástico, todo el mundo pensaba en las gomas y también todo el mundo esperó que lloviera…y sólo cayeron algunas gotas en alguna esquina del, digamos, circuito.

Fue una carrera tan pensada por pilotos, mecánicos, banderilleros, organizadores, periodistas, meteorólogos, gomeros, jefes de equipo, público presente y de TV que, finalmente, como carrera no existió, pero como entretenimiento fue bueno. Fue una especie de amague que no llegó a concretar todo lo mucho que prometió. Nada espectacular. Y cuando  bajaron la bandera a cuadros los 5 primeros podrían haber seguido todo el día girando hasta que pasara algo entre ellos como para entusiasmar a la pobre gente que bostezaba en la cubierta de sus barcos, entre trago y trago.

Una alegría grande y merecida para Webber, con su cara de cowboy decente, una satisfacción grande también para Alonso y una frustración -grande también- para Vettel, al que le inventaron un plan maléfico para ganar, pero sin lluvia no funcionó.
Mónaco, Mónaco…si no hubiera sido por Grace Kelly y el tuerca Rainiero…