Singapur fue uno de los mejores negocios que hizo Bernie Ecclestone en la Fórmula 1 actual. Encontró con su habilidad congénita una ciudad espectacular con puerto grande, mucha gente de buen poder adquisitivo y, a falta de autódromo o circuito que pudiera ser adaptado, utilizó las calles del puerto en un recorrido de más de 5.000 metros y le agregó la idea de que se corriera de noche, con el fondo impresionante de la ciudad con sus rascacielos de colores y el sobrevuelo de dirigibles, para asombrar definitivamente a la gente. Los fuegos artificiales llegaron sobre el final.
Como de noche hacen largos 30 grados de temperatura y 80% de humedad, las calles-circuito se ondularon y las curvas son casi derechas, muy cerca entre ellas y con cordones que no son pianitos. Son pianos. Y el detalle más técnico para correr F1 es que todo el trazado está envuelto con paredes, lo que motiva que no quede nadie sin pegarle o rozarlo con las consecuencias que pueden ser varias.
Se tocaron, se rozaron todos contra todos. Las interrupciones fueron tantas por el cambio de gomas que fue una lotería saber cómo iban en la pista que, además, quedó cubierta con pedazos de goma y de plástico. El golpe más simpático se produjo cuando Schumacher -7 veces campeón mundial, por las dudas- iba detrás de Vergne (no debe ser tan difícil correr F1) y llegó una curva a la derecha, por lo que el nuevo piloto de Toro Rosso frenó para tomarla. Schumi -de amplios antecedentes en este año- siguió de largo, y le pegó un autazo al pobre chico, que se bajó del auto sin saber bien qué había pasado. Pero el gran campeón le dio una palmada en la espalda y se fue caminando a los boxes.
Pero mientras volaban los plásticos y el safety-car entraba por segunda vez, Vettel -otra vez inspirado-, Button siguiéndolo y Alonso en la tercera posición, lucharon por mejorar la imagen de una carrera de circo, porque siempre hubo algo para que el público se entretuviera. El pobre Hamilton, que venía embalado desde el sábado, fue avisado desde su box que tenía un problema hidráulico y tuvo que parar.
Los toques, choques, plásticos volando y los cambios de gomas siguieron hasta que se cumplieron las 2 horas de carrera, porque no alcanzaron a cumplir las 61 vueltas estipuladas. Lo mejor fue el podio con tres tipos de buena onda. Button, por supuesto, estuvo cordial cuando el veterano Eddie Jordan le alcanzó el micrófono y lo chocó con el que el Lord inglés ya tenía en la mano…y los recuerdos al gran Sid Watkins, entre ellos cuando Fernando Tornello contó la vez que, en plena carrera y al costado de la pista, le hizo una traqueotomía a Hakkinen, salvándole la vida.
Para el público de la popular fue una carrera entretenida, porque pasó de todo. Para los exigentes y para los especialistas debería ser la última. Pero como allí no hay restricciones para usar dólares…volveremos.
Campeonato de Pilotos:
Fernando Alonso: 194 puntos
Sebastian Vettel: 165 puntos
Kimi Räikkönen: 149 puntos
Lewis Hamilton: 142 puntos
Campeonato de Constructores:
Red Bull Racing-Renault: 297 puntos
McLaren-Mercedes: 261 puntos
Ferrari: 245 puntos
Lotus-Renault: 231 puntos
Próxima fecha: 7 de octubre, GP de Japón, en Suzuka.