La gran ventaja del GP de España fue que se pudo dormir más y mejor que en otros. Montmeló se utiliza mucho para pruebas, pero para la F-1 no supera a cualquier buen kartódromo. Y eso motiva que uno esté más pendiente de las detenciones en boxes, que en lo que puede pasar en pista. Porque, especialmente, no pasa nada. Es decir, nadie pasa a nadie. Los comentaristas tienen la dificil misión de calcular el peso de los autos, el compuesto de las gomas y lo que puede tardar en el reaprovisionamiento. Lo que pasa en la pista es una fila india que induce al sueño. El DT más pícaro es el que hace ganar al auto.
Al probre Barrichello le hicieron creer que iba a ganar una carrera. En las primeras 14 vueltas siempre bajó el record. Iba como para Sao Paulo pero Button -inglés rubio y de ojos celestes- sabía que el vencedor iba a ser él, porque así lo habia dispuesto el equipo con las paradas en boxes.
Massa iba muy bien, pero sobre el final, tuvo que dejar pasar a Vettel porque se le terminaba el combustible. De todos modos no pudo mantener la quinta posición y Alonso lo superó facilmente en la última vuelta. Raikkonen practicaba artes marciales para poder entrar la Ferrari en cada curva hasta que -como Massa hace poco- el auto fue parando solo haciendo ruido de castañuelas. Y eso que Schumy estaba asesorando en el box…
En la partida, Barrichello lo superó a Button ante el asombro general. Allí comenzó a perder la carrera el brasileño, que nunca pega una. En realidad hubo tres sorpassos: Alonso al salir de boxes peleó la curva con Hamilton -inglés de piel oscura- que tuvo que levantar para no tocarse y para que la hinchada catalana no incendiara el autódromo…y cuando Massa -como señalamos- tuvo que dejar pasar a Vettel y Alonso.
En síntesis, el inglés rubio ganó ya 4 de 5 carreras y se dió el gusto de sacarle una vuelta (!) al inglés de piel oscura. La alegría del ambiente inglés puro la sintetizó otra vez (aumenta con cada victoria) el padre de Button, mostrando a la cámara en primer plano la mano con el pulgar contra la palma y dejando arriba los restantes cuatro dedos. Se le veía, como en las victorias anteriores, muy eufórico y con otro color de piel más común entre los ingleses alegres: violeta…