José María Pechito López, que se quedó sin poder concretar su ilusión de entrar en la Fórmula Uno, ganó su mejor carrera, aunque haya sido en una prueba absolutamente devaluada e inventada por razones únicamente económicas.
Allí demostró no solamente su calidad como piloto, sino un temple y un valor que pone en evidencia un carácter notable.
Teniendo en cuenta el manoseo que tuvo que soportar, volver a correr en nuestro medio no debe ser fácil para nadie. Del fracaso es difícil regresar y reincorporarse a la actividad no es para cualquiera. Nunca faltan los comentarios, las sonrisas con sarcasmo, las palmaditas en la espalda y hasta algún comentario doloroso en voz baja. Dejó todo lo excelente hecho aquí para llegar a lo máximo y no pudo. Duro, muy duro.
Pero allí apareció su temple y su valor, por lo que vimos, heredado de su padre. Y demostró su calidad haciendo todo bien y dejando de lado los desperdicios que le pusieron a su paso los que nunca se equivocan. Y cuando todo se viene abajo sólo dicen “Yo no fui”. A la carrera de Punta del Este le faltó jerarquía. Pero sirvió para que se comprobara que Pechito López sigue intacto. Un piloto completo.