Cansados y curiosos porque los autos hicieron tres “poles” en las pruebas de clasificación -es decir, los sábados- y se quedaron sin gomas los tres domingos correspondientes, los muchachos de Mercedes se fueron corriendo a Montmeló y se mandaron 1.000 kilómetros de pruebas, previo a Mónaco, justamente donde ganó Nico Rosberg, sin ningún problema. De punta a punta. Su compañero de equipo y vecino de hogar, Lewis Hamilton, fue cuarto en buena carrera. Como habían dicho que lo que tuvieran como resultado lo iban a utilizar en Canadá varios equipos llamaron por teléfono a Jean Todt, instalado en su cómoda oficina de la FIA y le advirtieron que eso no se podía hacer.
Todt -con un millaje enorme sobre su espalda- le dijo a Pirelli que eso se podía admitir si todos los equipos tuvieran la autorización para hacer esos ensayos. Pero nadie pidió nada. Ahora se anuncia que Mercedes Benz pidió disculpas y que la FIA los perdonó. Es lindo cuando se puede corregir un problema tan importante, pero queda feo cuando -aparentemente- ni Pirelli ni Mercedes demuestran haber leído el Reglamento de algo tan serio y conflictivo. Parar hasta 4 veces en una carrera y provocar caos en lugar de entretenimiento es grave. Claro que en tantos años pasaron tantas cosas graves que una mancha más al tigre…