En los años 60 se produjo un cambio generacional en el automovilismo argentino. A los fenómenos del TC -que seguía gozando de una excelente salud y la incrementaría todavía- se agregó una categoría más actualizada técnicamente y renovada con pilotos muy jóvenes. Aparecieron los autos denominados de Turismo en los que entraban todos aquellos que comenzaban a “fabricarse” en el país y también conductores nuevos, jóvenes, veloces, competitivos…y simpáticos “caraduras”.
Las carreras de los mayores, con tanta experiencia, se habían ubicado en las Vueltas de todos los domingos y en los Grandes Premios de fin de año. Para los de Turismo se habían inventado circuitos por el interior y se usaba el autódromo de Buenos Aires.
De allí salió un grupo inolvidable que se repartía por los pobres concesionarios -que también hacían su promoción- y fueron surgiendo nombres que, con el tiempo, se hicieron muy populares. Lo pintoresco fue que se ganaba buena plata, pero lo principal, se divertían mucho.
Los que hicieron punta: Migliore, Bonanno, Rodríguez Canedo y Paquito Mayorga. Fueron seguidos por Menditeguy, Cupeiro, Alzaga, Vianini, y muchos otros. Las historias de aquella época -en la que comenzó Reutemann- son absolutamente particulares porque todo lo que ocurría alrededor de la carrera era mucho más divertido que la carrera misma.
Los concesionarios fueron imprescindibles por los costos. Sus equipos corrían juntos, pero competían como si no se concieran, el inolvidable José María Ibañez, los hermanos Grossi, de Santa Fe, Sergi…fueron fundamentales para esta categoría que, una vez más se puso triste de golpe, justamente con una de los más divertidos del grupo. Pero el tiempo pasa inexorablemente y nos dejó uno de los que, además de andar fuerte y bien, era uno de los inventores de las bromas de las que no se salvaba nadie pero, especialmente, aquellos que carecían de humor: Paquito Mayorga.
Entró en la función pública en la década del 90 y abandonó su actividad deportiva donde dejó anécdotas de todo tipo. Buen piloto -sumamente veloz y arriesgado- se le recordará por su valentía y por sus enormes duelos con los rivales más destacados.
J. C.Perez Loizeau