Fernando Tornello, el Tano Fazzini y su equipo, tuvieron la buena idea de llevar a Carlos Reutemann a Interlagos, un circuito en que el Lole ganó dos veces. Una por el campeonato mundial y otra sin puntos. Es decir, lo conoce desde adentro, lo que hay que saber aprovechar, como hicieron los colegas que transmiten todo el calendario. Siempre es bueno escuchar a Reutemann porque, aunque esté dedicado a otros menesteres -especialmente su campo y su tractor- ese negocio lo conoce no sólo porque le gusta. Ganó 12 Grand Prix y corrió en los equipos más poderosos, aunque no se le perdone que no le haya dado un autazo a Piquet en Las Vegas para ganar un campeonato. Su frase más común es “Esto es muy difícil…”. Y la aplica en todo lo que hace, que nunca es algo simple.
Fue muy bueno oír sus comentarios a medida que pasaban las dos primeras qualys, mientras se especulaba que podría hacer Vettel para superar el record de poles de Nigel Mansell, obtenida con Williams en 1992. Se notó, naturalmente, que no sigue como antes esa actividad, pero su intuición es la misma. Demostró su admiración por Vettel y por el trabajo que hizo con ese chico Helmutt Marko, su mentor.
Vettel hizo su tiempo de entrada. Amenazaba lluvia y los comentarios eran muy prudentes. Pero el agua no llegó. Y en esas condiciones, se notaron el progreso de Webber -para aquellos que creen que el equipo lo tiene abandonado- la tarea siempre cuidadosa y rápida de Button, la inútil tarea de Alonso con una Ferrari que no va -ni hablemos de la del pobre Massa en su barrio- y la desaparición casi fulminante de Hamilton.
Cuando entró Vettel al box para poner los neumáticos y buscar el 1, la ansiedad llegó a su punto máximo. En voz baja, como siempre, se oyó la sonrisa de Reutemann y el comentario del Tano Fazzini, descubriendo que el Lole le había dado un papelito doblado con un tiempo. Hasta allí nadie había bajado el 1m12s y fracción. Cuando Vettel comenzó su vuelta rápida Fazzini le preguntó:”¿Crees que baja el l´ l2…?. Vettel no llegó a los 300 km/h. Se quedó en 299. Pero Reutemann, a media voz e insistiendo, le dijo:”Si, lo baja…” y se oyó su sonrisa. Allí mismo entró en la recta final, la radio ya lo había vuelto loco a Vettel y Marko no sabía a quien más abrazar. El tiempo: 1m11s9. Reutemann comentó: “Y entró al libro de los Guiness”.
Las 14 de Mansell pasaron a ser las 15 de Vettel . Todo fue alegría, como si hubiera ganado la carrera. Abrazos y risas. Aunque el mejor primer plano fue el de Schumacher cuando vio el tiempo en un tablero. Se dio vuelta, miró la cámara y, con un poquito de sonrisa, abrió grandes los ojos y bajó la mandíbula. Pareció asombrado.