La controversia que siempre provocan los espectáculos que no se pueden ver durante todo su desarrollo motivan las discusiones que le dan mayor color. Como la referencia son la imágenes de TV, las opiniones son muy distintas.
Para algunos, éste Dakar fue más exigente que el de Africa. Para otros fue a la inversa y para los participantes, que son los que sufren, son similares, según las declaraciones que fueron haciendo a medida que avanzaron en el camino. “Son parecidos”, “hay de todo, igual que allá”, “las dunas son más polvorientas y son más difíciles”. La diferencia más notable -dicen otros- es el público. “Allá no hay y aquí se aparece en el medio del desierto. Es muy simpático, pero también peligroso…”
En realidad cada cual opina, según como le fue. Y, como aquí hay más imágenes que allá se puede opinar que, aunque hubo alguna etapa parecida al rally tradicional, las dificultades, en general, fueron enormes y muchas se vieron -como el impresionante palo de Sainz- lo que hace suponer que el nuestro no tendrá camellos, pero para sufrir y darse buenos golpes es ideal. Buena prueba de todo ello fueron los especiales que se convirtieron en enlaces para que el Dakar -con todo su despliegue- no se quedara sin autos.