El territorio argentino-chileno no fue elegido por simpatías. La ASO lo eligió porque le ofrecía, como se está comprobando al promediar la prueba, todo lo malo que necesitaba y también lo bueno. Es decir, llegar a ciudades modernas, con servicios de todo tipo, incluídos aeropuertos. Estos dos países están más cerca de Europa que Mauritania…
La fiesta de presentación y largada simbólica hicieron pensar que la carrera tendría más de colorida comparsa que de competencia rigurosa. También contribuyó, ante tanta expectativa, lo fácil de las primeras etapas hacia el sur argentino. Aquí debemos expresar un dato tan macabro como real: en 30 ediciones el Dakar registró 56 muertos, 26 de ellos competidores. Y, como paradoja, recordemos que en la lista también figura el inventor del París-Dakar, Thierry Sabine.
Ahora el aficionado ya sabe cómo es. Dos etapas (Neuquén-San Rafael y San Rafael-Mendoza) demostraron y asombraron por la cantidad de cosas terribles que ocurrieron. Ahora, en el día de descanso -el único- llega el momento para reflexionar. Esto no es fácil. Participantes que pierden la vida, otros que son encontrados casi por casualidad en el desierto, algunos en el borde de la resistencia física y psiquíca y también quienes, llorando de desesperación, ya se convencieron que ésto es peor que el Dakar.
Esta prueba es así por su naturaleza. Desde siempre. Dramática y sorprendente para muchos. Pero se debe tener en cuenta que es una prueba tipo aventura que apasiona. Y que el participante lo hace por propia voluntad. Faltan -solamente- 4.000 kilómetros. Habrá más dolor y sacrificio. Pero todos, ganadores y perdedores, ya están pensando en la próxima. Es el Dakar.