En Ferrari tiraron las computadoras a la basura y compraron nuevas. Luca amenazó con suspender la ración diaria de spaghetti y chianti y las cosas volvieron al lugar correcto. Y mientras Massita largó un poco más tarde porque no terminaba de persignarse, Kimi -25º de temperatura, 54% de humedad, sol pleno y barcos llenos de chicas en bikini- se durmió… Cuando en el box se dieron cuenta, le hicieron sonar el despertador en el cockpit y el Cavallino fue Rampante otra vez: 3º y 4º.
La carrera fue tan aburrida como todas, aunque el circuito es tan trabado que los autos se juntan…pero no se pueden superar. Lo de Button-Barrichello-Brawn actualiza aquella discusión que comenzó en Silverstone ´50: ¿Qué es más importante, el auto o el piloto? El inglés rubio de ojos celestes ganó una carrera hace como 5 años y después tuvo que seguir con su profesión de modelo. Ahora parece Meteoro y el padre ya gastó todos los dedos de la mano derecha, marcando sus victorias tan simples y perfectas que arruinan el espectáculo.
Para disfrutar, poco: la tremenda calidad de pilotos de Alonso y de Kimi. Curiosidades: el inglés rubio le sacó una vuelta de ventaja al inglés morocho antes de llegar a la mitad de la carrera. Kers, difusores, gomas blandas, reabastecimientos… de algo hay que hablar. Lo real es que Button ganó por escándalo –trabajo perfecto- y hasta hizo el mejor tiempo A PIE, desde donde paró el auto hasta el palco real. Y lo más tranquilizador fue ver, como antes, a Kimi empinando la botella, dejando la espuma para más tarde.